Después de una noche dura de jet lag, nos decidimos a salir a las 8 de la mañana. Comenzamos el día pronto porque iba a ser muy largo.
Primera parada: Plaza de Tian’anmen.Esta plaza es la más importante de todo China, además de las más grandes del mundo. Construida en 1949 tras la proclamación de la primera República Popular de China. La plaza tiene unos 880 por 500 metros. Toda esta zona de Pekín esta fuertemente vigilada por soldados (aunque parecía que estaban de paseo). Para acceder a la plaza debes cruzar un control policial antes, aunque pronto descubriríamos que aquí hay controles hasta para acceder al metro.
Después de dar una vuelta por la plaza y ver el Mausoleo de Mao y la Torre Quianmen, nos dirigimos a cruzar la puerta de Tian’anmen la cual nos daba acceso a la Ciudad Prohibida. Para cruzar la puerta deberíamos cruzar el puente de único sentido hacia la puerta. Íbamos todos en rebaño camino a la puerta.
Una vez dentro vimos todos los edificios en los que se refugiaba el emperador y sus ejércitos durante la dinastía Ming. Las construcciones aquí son enormes, estilo tradicional chino, todo de piedra con dragones de decoración en todas sus fachadas doradas. Es tremendamente grande por dentro y podrían llegar a entrar miles de personas en su interior sin ningún riesgo de empujones (y tal vez que me quede corto). En su interior pudimos observar los grandiosos patios internos y la gran variedad de templos construidos dentro. En alguno de ellos la gente se amontonaba para sacar fotos, nosotros nos asomamos y vimos una serie de sillas doradas y unos flamencos. Posiblemente ellos sabían más de historia sobre los objetos que estaban el interior de los templos.
Una vez acabamos el recorrido de la Ciudad Prohibida fuimos, en mi opinión al lugar más bonito que hemos estado en Pekín hasta el momento: La colina de Carbón. Para llegar debíamos entrar a un parque llamado Jingshan Park. En el parque puedes subir hasta la parte de arriba de la colina y ahí se encuentra el mirador. Éste fantástico mirador ver la Ciudad Prohibida desde lo alto y admirar la grandeza de la construcción de la ciudad. Las vistas son espectaculares desde allí y además descubres la verdadera genialidad de arquitectura que comprende la Ciudad Prohibida. Eso si, prepárate por que son unos cuantos escalones para subir.
Después continuamos nuestro paseo, dejando el mirador atrás y buscando el camino hacia otro parque, el Beihai. Antes de llegar al parque, pudimos observar las calles de un Hutong. Los hutongs son barrios antiguos de Pekín. Actualmente barrios de trabajados que se fundaron en la antigua Pekín. En esos barrios viven trabajadores sobretodo, pero conservan todas las características fachadas de épocas pasadas.
Una vez en el parque de Beihai, descubrimos un parque muy bonito con unas dimensiones brutales (como todo aquí). El parque está rodeado de canales y lagos que generan una sensación de paz y tranquilidad. Vimos muchos carteles en el césped, aunque estos decían que no andases por el hielo. Pronto descubriríamos porque decían eso.
Para finalizar la mañana decidimos ir al Mercado de la Seda. Para ello cogimos por fin el metro de Pekín (que es el metro más barato en el que me he subido: 3 yuanes). Pero antes de llegar disfrutamos comiendo en el restaurante chino. La verdad que la comida muy muy rica.
Una vez en el mercado de la seda, el mayor mercado de imitaciones de toda China, pudimos ver casi 100 tiendas. En estas tiendas no debes aceptar ningún precio que te digan. Regatea siempre que puedas, ya que los precios son absurdos, son altísimos. Si realmente quieres comprar algo, piensa el valor real que tu pagarías por eso y díselo sin miedo. Ellos empezarán el juego. Aquí tuvimos la suerte que si hablaban inglés todos y algunos incluso español. Pudimos oír como nos decían «tacaños» jajaja. Después de algunas compras decidimos volver al hotel.
Día muy muy duro, pero muy bonito!
Mañana toca ver la Gran Muralla China.
